Por: Luisa Peña
No solo los nominados la sufren mientras fingen estar tranquilos y sonríen a cámara en modo “I’m cool”, “I’m fine”, no pasa nada; también nosotros, los fans, desde el otro lado de la pantalla, vivimos estos segundos de suspenso aguantando la respiración mientras nos tronamos los dedos. #BANGFashion
Millones de espectadores alrededor del mundo hacen sus predicciones, algunos con conocimiento de causa y otros simplemente por favoritismo y devoción a las super estrellas hollywoodenses de nuestro corazón. Se anuncia el ganador e inevitablemente se desata la polémica, unos brincan de alegría porque su clarividencia resultó cierta y otros gritan un: ¡Ay no manches! Porque claramente perdieron la apuesta.
Ni se diga el argüende que se arma cuando nuestros héroes nacionales han ganado el Oscar a la mejor película o al mejor director: González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro. Y es que no es para menos, la cotizada estatuilla es desde hace casi 100 años, el reconocimiento a los mejores de la industria cinematográfica del mundo.
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Con algunas novedades, tales como otorgar un premio a la película favorita del público con el hashtag #Oscarfanfavorite y tener tres presentadoras por bloque; Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes, La Academia celebra este año la 94ª edición de los Premios Oscar el domingo 27 de Marzo en el Dolby Theatre de Los Ángeles y yo no puedo estar más emocionada, ya me encuentro prendiendo veladora para que gane nuestro querido compatriota Del Toro con la joya, El callejón de las almas perdidas, en la categoría de mejor película.
Pero por mucho que yo sea fan y desde muy joven me haya clavado en las pelis complejas de Polanski ó Wim Wenders, humildemente considero que eso no me da licencia para dictaminar el futuro del cine, mucho menos capaz de afirmar tal o cual director será el ganador. Así que, zapatero a tus zapatos.
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Y es que, si bien es cierto que Mr. Oscar puede cambiarle la vida a cualquiera, el Red Carpet es sin duda el gran momento de la moda y el evento más visto del planeta por lo que se ha convertido en una de los escaparates de publicidad más importantes para las marcas de lujo. Desde la década de los años 60, se popularizó el momento previo a la ceremonia capturando a las celebridades llegar en limosina y desfilar hacia la entrada del teatro en donde millones de fans se amontonan para ver a sus estrellas favoritas esperando un distante “¡Hello!”.
Además, hoy en día la transmisión en vivo no es solo a través de la TV, sino que también se hace a través de plataformas digitales. ¡O sea, imagínense la magnitud que tiene! Es tan grande que algunas marcas incluso sustituyen campañas por este momento de alcance mediático. Pero ahí les va, no crean que es tan fácil para una marca ser elegido por alguna celebridad y aquí es donde se pone buena la cosa.
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En el momento que son anunciados los nominados y que han sido invitados los presentadores, así como los que entregarán los premios; es labor de todo un equipo de expertos encontrar el vestido adecuado y este proceso toma aproximadamente dos meses. A las estrellas de Hollywood les llueven las ofertas, imagínense de repente tener mil ofrecimientos de los mejores de la industria de la moda; desde Christian Dior, Givenchy, Armani Privé hasta Prada o Chanel Costume Made; llamándote por teléfono para pedirte que consideres sus propuestas.
Aquí es en donde entran al quite los stylists, ya que no se trata de tomar una decisión apresurada y ponerte el primer vestido que te manden. De la misma manera que escoger darle vida a un guión en particular, puede llevar una carrera a la cima, el look adecuado puede convertir a cualquiera en un fashion icon por el resto de la eternidad aunque desafortunadamente también sucede lo contrario si el vestido que se ha elegido deja al espectador con ganas de más. ¡Stylist please help!
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Empieza la corredera, las llamadas y la coordinación del show. Los stylists hacen una preselección de los posibles candidatos para hacer los fittings con su cliente, con todo y prueba de maquillaje y peinado. Por supuesto, sin olvidar los accesorios y alta joyería. Llega el día y aún cuando todo está bajo control, se ha hecho una edición y el atuendo está planchado y listo para ponerse, a veces la decisión se tambalea y en el último momento a modo de impulso, se cambia de parecer y se escoge otro look. ¡Muy emocionante!
A través de la historia, el red carpeta nos ha regalado muchos momentos mágicos e inolvidables y algunos de los vestidos que hemos visto, han cambiado el rumbo de las tendencias influenciando nuestro estilo, pero ciertamente cuando se trata de elegancia y glamour este es atemporal. Quizás por este motivo nos fascina tanto, hay algo de misticismo en adorar y admirar la belleza de las estrellas caminantes de la alfombra roja. Yo tengo varios looks favoritos que me hacen suplicar que algún día se me haga el milagrito de ir al “Red Carpet” de la entrega de los Premios Oscar, aunque sea de plus one de algún extra. No se rían es neta…
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Curiosamente, un gran porcentaje de los vestidos más comentados a través de la historia, han sido blancos y eso es de llamar la atención aunque no tengo explicación. Sin embargo, afirmar cuales son los más bonitos podría ser una tema polémico ya que en la moda, en gustos se rompen géneros. Ahora bien, si de algo cuenta mi experiencia, a continuación les comparto algunos de mis favoritos a través de la historia:
1954 – Audrey Hepburn ganó su premio a la mejor actriz con su vestido de la suerte inspirado en el que llevó durante la última escena de Vacaciones en Roma diseñado por Givenchy.
1955 la mujer más elegante del mundo: Grace Kelly, usó un vestido aguamarina de tirantes tubulares y efecto drapeado diseñado por Edith Head.
1963 La icónica Sophia Loren usó un vestido blanco con plumas y ceñido de la cintura, recogió el premio a la mejor película Ayer, Hoy y Mañana.
1981. Sigourney Weaver apareció con un mono blanco fluido de manda amplia y efecto drapeado, lo amé.
1990. Michellle Pfeiffer y uno de los vestidos más comentados hasta el día de hoy, con hombros pronunciados, recto y ceñido al cuerpo en un color azul noche.
1991 Madonna se inspiró en Marilyn Monroe con un vestido blanco bordado en pedrería, escote M y una estola de piel blanca.
2004 Angelina Jolie elegantísima con un vestido tipo Halter en satín color crema.
2007 Penélope Cruz en Versace con un vestido palo rosa e imponente cola en Tull.
2008 Marion Cotillard con una propuesta de Jean Paul Gaultier corte sirena.
2012 Emma Stone en Giambattista Valli, en un tono rojo cereza con moño XL en el cuello, una belleza.
2012 Gwyneth Paltrow con un vestido blanco con capa de Tom Ford, de mis favoritos.
2018 Zendaya en Giambattista Valli Couture en un vestido “one shoulder” en color berenjena.
2018 Margot Robbie en Chanel Haute Couture con un vestido blanco corte columna.
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